UNA AGRADABLE SORPRESA
En internet puede encontrarse todo tipo de porno si sabes lo que buscas. Incluso si no lo estas buscando, él te encuentra. Es tan fácil pinchar en un video y otro y otro. Al principio te extrañas y hay cosas que te echan para atrás, pero poco a poco descubres que de tanto ver ciertas cosas, tus gustos sexuales empiezan a cambiar.
Eso es lo que creo que pudo pasarme a mí. Si no, no me explico cómo es posible que me ponga muy caliente viendo transexuales. Sobretodo cuando follan entre ellas. Ves los rasgos de una mujer, pechos, caderas, y de repente... paf. Te encuentras con una tranca enorme. Supongo que es esa sensualidad femenina que tienen, manejando sus pollas lo que me pone cachondo. Como si cualquier mujer me estuviera pajeando. Pero al final resulta muy hipnótico que semejante herramienta estuviese acoplada al cuerpo de una mujer, y sobretodo la curiosidad por ver cómo se corren. El cerebro ya no sabe qué hacer con tanta información dispar a la que no esta acostumbrado.
Así que sigues viendo por curiosidad, y de repente, ya te ha atrapado. No sabes cómo pero te ponen las transexuales.
La obsesión te lleva a un punto que parece que las buscas en la vida real. Te preguntas, si aquella mujer de largas piernas sentada en la terracita de un café con sus amigas, oculta un gran secreto entre sus piernas. Yo me lo preguntaba a veces, hasta que ocurrió lo que voy a contar.
Casi cada tarde, solía acudir a tomar el café y leer algunos libros en la tablet a la cafetería a unas pocas manzanas de mi casa. Resulta que de vez en cuando, se juntaban 3 amigas y a veces coincidíamos, pero nunca llegábamos a saludarnos. Yo solía enzarzarme en la lectura sin prestar atención al resto del mundo. Una tarde, como otra cualquiera llegaron aquellas chicas. Les dedique una sonrisa cómplice por aquello de vernos habitualmente mientras se se sentaban en una mesita frente a la mía y a continuación me enfrasque de nuevo en la lectura. No era mi intención poner la oreja, pero se reían a menudo y estaban mas escandalosas de lo habitual, así que me costaba concentrarme. De vez en cuando echaba una mirada furtiva y como no podía concentrarme en el libro, empecé a prestarlas mas atención a ellas que a la tablet, de forma disimulada claro.
Advertisment
Advertisment